jueves, 23 de febrero de 2012

Vértigo


Preguntas, miedos, indecisiones, desconfianza, incredulidad... Respuestas, mentiras, descaro, daño...
Qué situación más dramática pero qué necesaria. Cuando amas de verdad no hay un solo sentimiento que no aflore. Qué difícil es negar la evidencia. Pero a veces es importante hacer todo lo posible.
No. Lo importante es aprender. Cualquier situación, por dolorosa, dañina, triste que sea, es maestra. El problema es lo que aprendemos. En ocasiones, a luchar por no querer hacer nada que te pueda, de nuevo, provocar. Momentos fríos, sin sentimientos... Quién lo haya probado se dará cuenta que es posible vivir así. Cierto es que no te emociona nada, pero no es menos cierto que tampoco hay expectativas, esperanzas, desilusiones... Preferimos no disfrutar a disfrutar y llorar. Simplemente las vivencias se trasladan a otro nivel. Como una película, a veces incluso lloras, pero tras el final, unos segundos, solo eso, y luego todo vuelve a la normalidad.
El único deseo es que los tuyos estén bien. Tú importas poco, cuanto menos te provoque mejor, no tienes que luchar, buscar, perseguir, rogar... mendigar.
Por supuesto es la elección de cada uno, pero es una buena elección.
Cuando has querido hasta morir, no quieres hacerlo de nuevo, la herida es demasiado grande para que se cure. Vives con ella, pero es una compañera de viaje que jamás te abandonará. Jamás te traicionará porque la llevas tatuada. Y cada día, al levantarte sus buenos días será lo más sincero que te pase a lo largo de la jornada. Y así quieres que sea.
Asimilas y asumes tantas cosas... Aceptas que no volverá otra vez y sigues mirando para adelante sin rencor, con el objetivo en otros, no en ti.
Lástima que el tren corriera tanto, descarriló en el mejor momento, pero cuando decides subir sabes a lo que te arriesgas... Lo mejor es que no volverá a pasar un tren similar y el miedo a perder el control desaparece.

1 comentario:

  1. Lo que nunca ha existido no puede curar. Lo que ya no existe sí puede hacerlo.Un recuerdo que nos haga sonreír puede hacer sentirnos bien, aunque inmediatamente ese tiempo, que ya no es, nos vuelva a dejar trágicamente heridos. En estos contextos de dolor sí, la vida sucede y lo sabes porque tienes sed y frío y hambre. Y sí, se puede morir de amor. Sucede cuando terminas de colocar la última losa de hormigón del impecable caparazón que nos protege. Vivimos dentro, pero el resto sólo ve un muro. Prometo que yo pensé que jamás me reclamarían. Tuve mucha suerte, sobreviví. Vale...el tren descarriló, pero las vías siguen ahí y sólo tú conoces la dirección. No te rindas y AMA, por favor. Tq.

    ResponderEliminar