miércoles, 22 de agosto de 2012

Un abismo


Sé que algún día se arrepentirá de la decisión tan complicada que está tomando. Lo sé. Vive en un debo y no en un quiero. Pero tiene que ser así. Porque si lo que deseas es la muerte, es cierto que estás loca.
Sin embargo, el deber se convierte en una vida llena de sin sabores, todo es igual, monótono, tanto las risas como los llantos. Da igual una carcajada que una lágrima, si no es donde quieres que sea. En la oscuridad todo es lo mismo. No hay vida, todo es un devenir. Un acoplar cada cosa que sucede, cada situación que se vive, cada acercamiento...
Está claro que nadie entiende que exista más por encima del daño. Y las cadenas, de fino lino, ahogan igual que los herrajes más vastos. La sutileza del lino convierte al ser en una simple apariencia en la que los demás ven felicidad, incluso. Y el portador de la cadena solo se siente preso. Sus risas, aquellas que acompañan y que provocan esa falsa alegría, no son más que desgarros en su corazón.
Pero cómo hacerlo ver? Es imposible... Y vives en un no... donde debe ser. Pero se hace imposible vivir. El velo pegado a su piel, a veces se rompe y las heridas quedan al descubierto. Qué dolor más intenso!!! Así hasta que llega un nuevo velo, fruto de la imaginación, tan necesario que si no estuviera, moriría...
Hasta cuándo el velo? Hasta cuándo la imaginación podrá soportar tanta contradicción? Yo sé hasta cuándo...
Por eso, algún día se arrepentirá...

viernes, 3 de agosto de 2012

Relatividad sesgada


Qué difícil es ser persona y si ya lo que quieres es ser buena persona, se convierte en un reto casi inalcanzable. Qué acertado estuvo Einstein. Todo es relativo y si hablamos de sentimientos, pensamientos, valores y comportamientos, la teoría se queda algo escasa.
Sin embargo, con qué facilidad algun@s son capaces de ser malas personas. Sin relatividad. Qué difícil es encajar un egoísmo supremo. Qué complicado es quererse solo así mismo, y ahí siguen, entorpeciendo el crecimiento natural de su persona. Lo que pagan con su vida, casi en todas las ocasiones.
Lo que no se dan cuenta es el escaso perjuicio que ocasionan en los demás. Ahí sí entra la relatividad. Y no sabes cuánto... El daño que produce una buena persona es fruto del respeto, cariño o amor que siente. La herida cura sin cicatrices, el dolor desaparece invadido por la comprensión. No es necesario relativizar nada. El daño que produce una mala persona se convierte en simple rutina, un empujón que no deja huella.
Y se empeñan en ir dando empujones porque piensan que dejan un bonito rastro a sus pies... Qué triste son.
Y a la vez qué pena dan... Un halo de soledad les acompañan permanentemente por eso necesitan, de vez en cuando, regalar uno de sus empujones... A veces dejan algo dolorido, solo a veces.
Y, claro, no son capaces de darse cuenta que molestan, nada más, molestan... Una huella en la arena que desaparece con la brisa.
A lo mejor no es tan difícil ser buena persona, a lo mejor no es un reto inalcanzable, a lo mejor sí lo es el ser una mala persona...
En quiénes puedo hacerlo, lucharé, entonces, porque sean las dos mejores personas del mundo.